Vamos a olvidar por un momento el tiempo actual, en el que disfrutamos de las Fiestas con unas “buenas” temperaturas, pues las Fiestas de Moros y Cristianos se sitúan dentro del caluroso agosto, y en octubre para los industriales del helado que tienen que trabajar en verano, para adentrarnos en el pasado:
Entre finales de Enero y principios de Febrero, Jijona celebraba antaño sus fiestas de Moros y Cristianos. En estas fechas olía a Carnaval y a noches de zarzuela.
Fue propio de este municipio, la antiquísima costumbre de celebrar las fiestas mayores en memoria de las batallas que tuvieron lugar en la villa de Sexona, cuando esta fue liberada de los islámicos por los ejércitos aragoneses al mando del Rey Jaume I.
Estando perdida su fecha de iniciación se encontró que fue en el año 1840, sin embargo su celebración invernal en febrero duró hasta 1904. La razón de este brusco cambio, del pleno invierno al corazón del verano, se debe a alguna tormenta prevista por las predicciones del tiempo y las famosas cabañuelas de opinión popular, junto con la opininón de las autoridades.
Alguien narraba que durante la celebración de la última Embajada de la tarde, fin de una desapacible y fría jornada, la fuente existente (ya desaparecida) en el centro de la tranquila plaza de entonces, se vio con sus aguas convertidas en un gran bloque de hielo debido a las glaciales temperaturas de entonces.
También cuentan que soportaron una borrasca de nieve durante el último combate (alardo) iniciado en el puente norte.
Estas entrañables fechas siempre las recordaremos por sus raíces jijonencas del siglo XIX y por el hecho de que precedían a los carnavales.
Así que ya no tienes excusa para decir que en las fiestas de Jijona hace frio. ¡Ven a conocernos y disfruta de las fiestas con nosotros!