La embajada de los contrabandistas se celebra el segundo día de fiestas a las nueve y media de la mañana desde el año 1884.
Este acto representa que Els Contrabandistes, delante del inminente ataque de las tropas musulmanas, vienen a prestar su ayuda a los Cristianos, representados por la filà La Canyeta, quien los rechaza, con los famosos versos: “Contrabandistas no quiero, ni tampoco su dinero, que es moneda corrompida”.
Finalmente, La Canyeta acepta su ayuda y Els Contrabandistes se acercan con un rebaño de caballos y mulas hasta el castillo como símbolo de su buena unión. Para celebrarlo, reparten juguetes y caramelos entre los más pequeños.
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