TODA UNA VIDA DEDICADA A REFRESCAR CASTELLDEFELS Y DAR A CONOCER JIJONA
La historia la empezaron mis padres en el año 1971, se fueron «a buscar pueblo». A mi madre Angelita le encantó Castelldefels que en aquellos momentos estaba en pleno auge del turismo del norte de Europa. Y allí se quedaron, en 15 días montaron una pequeña heladería. Yo tenía 4 años y mi hermano nació ese mismo septiembre. El año más duro pero en el que comenzó la relación que tenemos con Castelldefels. Nuestra heladería es un punto de encuentro de amigos y familias. Que son nuestras familias porque siempre estamos Bibi, mi cuñada, César, mi hermano o yo sirviendo la mejor calidad de horchata y helados innovadores en tanta cantidad que la gente se asombra. Y claro, como familia que son, no podemos evitar contarles, mientras se refrescan, sobre las fiestas y su entrada de moros, ponemos las marchas y pasodobles en el local los carteles y fotos de la plaza cuando está más bonita.
LAS RECOMENDACIONES DE MARIOLA PARA PROBAR LO MEJOR DE JIJONA
Lo primero que hago, después de bajar la Carrasqueta y ver el pueblo desde lo alto asegurándome que los bosques siguen intactos, es pasar por la Plaza y disfrutar del olor a miel y almendra tostada de la turronería. También voy al castillo, la parte alta del pueblo donde vivo y desde donde se ve el mar, la playa y Alicante que están muy cerca. Desde ahí se ve que Jijona es un pueblo tranquilo, pequeño para tener tantas pequeñas y grandes fábricas y lo privilegiados que son los que disfrutan de su aire y sus montañas y senderos durante todo el año.